lunes, 16 de mayo de 2011

Inventando una enfermedad



        Como todas las actividades humanas, la ciencia también sufre muchas veces con las acciones inescrupulosas de algunos. A veces, un estudiante presionado por conseguir una posición académica puede llegar a inventar datos para poder publicar un artículo en una revista de alto impacto. O un Investigador que, agobiado por las expectativas y la gran inversión en su línea de investigación, manipula sus datos para obtener resultados cuando estos no se dan.

            Sin embargo, cuando el fraude científico tiene como motivo el enriquecimiento personal y genera un problema de salud pública, se convierte en un acto criminal.

            En 1998 la revista The Lancet, una de las más importantes en Biomedicina, publicó los resultados de un estudio realizado en Inglaterra por el Dr. Andrew Wakefield y su grupo. El trabajo resultó tremendamente impactante para los Ministerios de Salud de todo el mundo. Wakefield y sus colaboradores presentaban evidencia que establecía una correlación entre la vacuna viral triple (sarampión, rubeola y paperas) y una extraña enfermedad que incluía desordenes del comportamiento y problemas digestivos, bautizada por Wakefield como Enterocolitis Autística.

            Cundió el pánico en el mundo. Rápidamente aparecieron grupos de padres organizados que iniciaron campañas para que la gente no vacunara a sus niños y evitara el riesgo de contagiarlos con esta extraña y devastadora enfermedad. Este es el punto de partida para una campaña mundial en contra de la vacunación que sigue aún hoy, ya que rápidamente se esparció el temor de que otras vacunas también produjeran efectos negativos en los niños.

            A consecuencia de la gran incertidumbre producida, muchos laboratorios trataron de repetir los análisis de Wakefield. Pronto se estableció que algo andaba mal, ya que nadie lograba repetir sus hallazgos. Luego, llegó lo peor: un periodista inglés descubrió que, antes de que los resultados sobre la vacuna vírica triple estuvieran listos, el hospital en el que Wakefield trabajaba conversó con él sobre los beneficios económicos que tendría el generar una nueva vacuna triple, siempre y cuando la gente empezara a desconfiar de la vacuna existente. Además, se descubrió que muchos de los niños seleccionados para su estudio fueron escogidos de familias vinculadas a grupos anti-vacunación, que ya existían en el Reino Unido, por una firma de abogados que planeaba demandar a las empresas que fabricaban la vacuna y que además aporto con $25.000 libras para la realización de los análisis (unos $20.000.000). En paralelo, la esposa de Wakefield fundó una compañía que diseñaría una nueva vacuna y kits de diagnóstico para la enterocolitis autística. La publicación de esta investigación periodística terminó por dejar al descubierto el fraude.

            En 2007, el Consejo Médico General del Reino Unido comenzó una investigación formal contra Wakefield y su equipo. La conclusión fue que Wakefield actúo de manera poco ética y fraudulenta, inventando y manipulando los datos de su estudio. Por ejemplo, Wakefield analizó sólo 12 casos (numero ridículamente bajo para este tipo de estudios) e inventó los diagnósticos en 5 de estos casos.

Finalmente, la revista The Lancet, considerando esta apabullante evidencia, decidió retractar el artículo y eliminarlo de sus registros.

Evidentemente el estudio de Wakefield fue acompañado por una caída en la tasa de vacunación en el Reino Unido, lo que tuvo como consecencia un aumento en el número de casos de rubeola y varios niños murieron al no estar inmunizados. Sin embargo, a Wakefield sólo se le quitó su licencia médica y no fue a la cárcel. Se radicó en los EEUU, donde continúa ejerciendo como médico.
             
            Actualmente existen diferentes ONG alrededor del mundo que claman libertad para vacunar a los niños y están en contra de las campañas de salud pública de vacunación obligatoria. Muchas ofrecen charlas y libros. Claro que se venden a un buen precio, no se regalan. Si no, no es negocio. Los libros tienen lindas portadas y están firmados por doctores, como Wakefield. Todos traen un capítulo especial sobre el autismo y la vacuna triple. Ninguno menciona el fraude. Son mentirosos, pero no estúpidos.

2 comentarios:

  1. Genio, y cuales son tus estudios en laboratorio del tema?

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  2. Anónimo, lee el punto número 1 (va en orden ascendente) del siguiente artículo y verás que dice lo mismo que acá. Además, cada afirmación tiene un link pegado a páginas científicas oficiales.

    http://www.cracked.com/article_20007_5-ridiculous-lies-that-fooled-whole-world_p2.html

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